Un día en las carreras

Este domingo tuvimos el placer de deleitarnos con la visita del FIA World Championship GT1 y el europeo de GT3, en el circuito de Navarra. El madrugón, cuando es para ir a un circuito que calienta motores, tiene una esencia diferente a la que podemos desarrollar un lenues para ir al trabajo. Se parece un poco al del día 6 de julio. Cuando sales a la calle "prontico" de punta en blanco, sin sueño y con una emoción en el cuerpo que te empuja con ganas. Te vas acercando al circuito, mientras el sol de primera hora proyecta las primeras sombras. Recojo mi acreditación. Y tras aparcar al lado de los camiones de los equipos, con mi pequeño utilitario, sabes que a merecido la pena. Cámaras al hombro, monopié, flash... Ya estamos listos. Paseo solitario por el paddock, saludo a los pilotos que ya están preparando el warm up. Otros descansan relajados, quizá más nerviosos de lo que aparentan.

 Mientras me adentro en el Pit lane, comienzan a tronar los motores de algunos coches. Es la melodía de las carreras... Es el sonido que nos pone los bellos de punta. EL ambiente está caldeándose. Los coches comienzan sus entrenamientos, salen a pista, vuelven a boxes. Un agetreado ir y venir de vehículos por la zona de boxes. Se reparan, se modifican, se ajustan. Algunos pilotos se saludan de forma extraña, como si de una pelicula de  star trek se tratara...

En el muro, los miembros de los equipos están atareados, dando instrucciones a sus pilotos.

Es el vaivén de un día en las carreras. Todos trabajan deprisa, pero sin errores. Eso, les podría costar caro. Entre los pilotos, me topo con Mathias Lauda, el hijo de Niki Lauda. Un tipo simpático y profesional. Aunque de pocas palabras. Le deseo suerte y le comento lo bonito que es su coche, un BMW Z4 GT1. El solo sonríe y dirige una tímida mirada al vehículo, que sus mecánicos preparan cuidadosamente.

La gente va llenando las gradas, la hora va llegando. Con el warm up de GT1 ya finalizado, dará comeinzo la carrera (1ºronda) del GT3. En el motorhome de AF-Corse, cruzo unas palabras con la que parece ser su jefa de prensa. Me enseña su pequeña casa, como ella lo llama. La verdad, es más grande que mi propio apartamento.

Voy a la parrilla de salida... Los coches ya están formando. Las pit-babes, mejor formadas todavía, muestran su mejor cara, y es que el ambiente de la parrilla, es increible.

  Faltan pocos minutos para que comience la carrera. Todo listo. Motores acelerando, semáforo encendido. Safety car a punto. Respira hondo, que tenemos luz de sobra, la distancia es buena para el teleobjetivo... Y lo demás, saldrá solo. Esto es otra carrera más. Pero es que la sensación, es siempre como una primera vez. Un nudo en la garganta. En pocos minutos, apareceran lanzados, todos los coches, adelantándose, veloces. Ya no hay margen para el error... Ya se oyen los motores, ya llegan.... Que bonito es un día en las carreras.

 Nos vemos en menos de un mes, con el mismo cosquilleo en el estómago... en las impresionantes 24 horas de Le Mans...

Roberto Vidaurre
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